Este mes de septiembre, y gracias a una beca de la Japan Foundation al grupo de investigación al cual pertenezco, tuve la oportunidad de entrevistarme con Isamu Adachi, Director General de la Adachi Foundation for the Preservation of Woodblock Printing y ver una demostración de las distintas fases de la estampación según las técnicas tradicionales del ukiyo-e. La demostración tuvo el valor añadido de ver estampar la famosa obra de Hokusai La Gran Ola de Kanagawa, de la conocida serie Treinta y seis vistas del Monte Fuji. Para ello se utilizaron réplicas de las planchas xilográficas originales realizadas por la Fundación Adachi tras la Segunda Guerra Mundial. Si bien la editora (hanmoto) Adachi fue fundada a inicios de la era Showa, concretamente en 1928, las reproducciones de las planchas que utiliza para la reedición de grabados ukiyo-e con la técnica nishiki-e (en la actualidad un total de 1.200) son todas ellas realizadas después de la Segunda Guerra Mundial, ya que las anteriores fueron destruidas en los bombardeos del ejército estadounidense al final de la guerra.
Para la estampación a la que asistimos de La Gran Ola de Kanagawa se utilizaron un total de cinco planchas talladas en relieve, una de ellas utilizada con dos pigmentos diferentes, y seis tintas distintas aplicadas con un hake o pincel. La estampación de cada una de las planchas se realizó manualmente, sin prensa, con el tradicional baren; un baren que iba cambiando según cambiaba de plancha y de color y que además iba humedeciendo para mantener cierto grado de humedad en el papel y que así éste absorba bien los pigmentos. La estampación se realizó sobre papel japonés washi realizado con corteza de kôzo.
Se ha de destacar que las cinco estampas completas que se realizaron no tuvieron como objetivo alcanzar una producción final de cinco ukiyo-e, sino que sirvieron para ejemplificar cómo en cada estampación el entintado de la plancha era más profundo (ya que como la madera es dura tarda en absorber los pigmentos) y que por ello es necesario retirar las primeras tiradas, pues sus colores resultan inadecuados y de menor intensidad. Fue interesante observar como la postura de trabajo es un aspecto fundamental ya que así, en el momento de aplicar fuerza en el movimiento del baren se ayuda con todo el peso de su cuerpo; así como percibir la importancia del ritmo a través del sonido producido por el frotamiento del baren sobre el papel encima de la plancha, aspecto sobre el cual el Sr. Adachi insistió varias veces: la importancia del sonido en la interiorización del aprendizaje del arte de estampar es un aspecto esencial.
La entrevista fue especialmente interesante para conocer los postulados tradicionalistas de Isamu Adachi y, por extensión, de la propia Fundación Adachi, cuya principal meta es mantener la perfección técnica de las estampas japonesas nishiki-e, reproduciendo para ello las obras maestras de los más destacados autores del periodo Edo y editando, también con las mismas técnicas, las obras de nuevos artistas. La Fundación Adachi tiene un programa de formación en el que se integra a cada persona en el gran engranaje que compone una editorial con técnicas tradicionales, preparando oficiales de las distintas especialidades (desde la talla de las planchas a la estampación). Este es un proceso largo, que requiere una larga preparación, de unos diez años para alcanzar un nivel alto, y que se realiza de maestro a discípulo tratando de mantener viva esta tradición. Pero el Sr. Adachi, de más de 80 años, se mostró especialmente crítico con el desinterés de las nuevas generaciones tanto por su propio legado artístico como por trabajos relacionados con las artes tradicionales japonesas. Explicaba como todas las artes tradicionales japonesas suponían un largo proceso de aprendizaje, un proceso que duraba toda una vida, y que en la actualidad esto se estaba perdiendo: las nuevas generaciones, tan acostumbradas a la inmediatez y la rapidez, no estaban dispuestas a seguir el duro y lento proceso de aprendizaje que estas artes requerían.