Encetem avui el que serà una sèrie de cinc entrades que, en tant que autors convidats al nostre blog, realitzaran diversos especialistes del col·lectiu CineAsia. En paral·lel a la celebració de tres dels festivals de cinema fantàstic més importants de l’estat (Sitges, la Semana de Terror de Donostia i el Fancine a Màlaga), al llarg dels propers mesos ens plantejaran una sèrie reflexions que desgranaran alguns aspectes, característiques i figures del cinema fantàstic que ens arriba des d’Àsia. És un plaer per a nosaltres comptar amb la seva col·laboració. Esperem que en gaudiu força!
COREA DEL SUR: FANTASÍA Y REALIDAD: ¿UN GÉNERO DE MODA?
Autor: Enrique Garcelán (CineAsia)
Old Boy. 2 Hermanas. The Wig. The Host. Haeundae. Sector 7…. ¿Es el terror y el género fantástico uno de los géneros favoritos del público coreano?
Si echamos un vistazo a la producción de films coreanos a partir de la aparición de The Ring (Hideo Nakata, 1998), cinta que supondría el renacer del cine de terror asiático, podríamos pensar que el género fantástico y de terror es uno de los favoritos para el público coreano. Desde 1998 Corea ha producido anualmente entre 5-10 films de género, que van desde su particular versión de la novela de Koji Suzuki, The Ring Virus, a la serie de fantasmas escolares que se iniciaría con Whispering Corridors (y que hasta la fecha lleva ya 5 capítulos), thrillers de tortuoso desarrollo al estilo Seven, como Tell Me Something o H, pasando por la clonificación de los fantamas de larga cabellera: Doll Master o The
Wig. Sería lógico pensar que el terror es uno de los géneros de referencia en Corea del Sur… Pero, nada más alejado de la realidad. El Korean Film Council (KOFIC) se ha preocupado de medir las preferencias del público coreano hacia los diferentes géneros cinematográficos.
Si tomamos como punto de referencia el año 1999, un año muy representativo para la industria surcoreana, ya que marcó un cambio de tendencia de sus espectadores (nota 1), observamos que el género preferido por las audiencias es el melodrama, seguido de cerca por la comedia romántica. Un género que goza de una constancia a prueba de bomba entre los espectadores coreanos, con una media del 18%, según el estudio realizado por el KOFIC entre los años 1999-2006. El género del terror queda relegado al final de la tabla, superando tan sólo a los films eróticos y a los de animación. ¿Por qué entonces se realizan este tipo de películas? La respuesta la encontramos en el terreno económico. Pensemos que Corea del Sur se encontraba a la cola de las naciones por lo que respecta al PIB en 1950, mientras que hoy en día es la 12ª economía más grande en el mundo. Si el terror interesa, la industria cinematográfica coreana producirá films de terror para la exportación, y de paso asustará a sus plateas, sobre todo en la temporada estival (donde se localizan la mayor parte de estrenos). (nota 2). 2 Hermanas (Kim Jee-woon, 2003) es, sin duda, el pilar del cine de terror coreano contemporáneo. Uno de los pocos films que funcionó a la perfección en la taquilla (fue vista por más de 3 millones de espectadores), a la par que desarrolla una historia de fantasmas pero desde un punto de vista muy diferente a The Eye, Dark Water o The Ring. La película no ha funcionado todo lo bien que podría suponerse entre el público español en su estreno cinematográfico (otra cosa ha sido la respuesta en dvd, el famoso boca a boca), quizá porque la cinta no va dirigida hacia un público adolescente que puebla las multisalas españolas.
¿Qué características tienen los géneros en Corea? Y por extensión, ¿qué caracteriza a las cintas de terror y fantásticas coreanas?
Una de las características más reseñables referente a los géneros es la superposición de los mismos. Los thrillers mezclados con las artes marciales, la comedia romántica mezclada con el drama más duro, el terror unido al melodrama, todo esto es totalmente lícito en el cine coreano. Bong Joon-ho es uno de los máximos exponentes de esta directriz. Autor de obras como la monster movie, The Host, Bong Joon-ho lo tiene claro: “Lo que yo quiero es usar todo aquello que sea típico y, a su vez, romperlo. Siempre empiezo con un género, pero al final siempre lo rompo. Es un poco como si condujera un autobús, donde el espectador se sube y yo bloqueo las puertas para llevarlo exactamente donde yo quiero”. The Host es un claro ejemplo de esta afirmación: ¿es una película de monstruos, un film de horror, una comedia surrealista, un drama urbano, un film reivindicativo? Todo esto y algo más nos ofrece el director, y es clave que el espectador lo tenga presente para llegar a entender la idiosincrasia de los films fantásticos en Corea.
La violencia es también marca de la casa en las producciones coreanas. Es fácil entender este punto si el espectador vuelve la vista hacia la historia reciente de Corea. Pero a diferencia de la violencia contemplada en las producciones de Hong Kong, en el cine coreano la violencia no es estilizada (nota 3) . Es una violencia sucia, que explota entre las manos, difícil de digerir. Para Park Chan-wook el mecanismo de la violencia no es simplista, es decir, no es un mero pistoletazo de salida para que se desarrolle la acción del film y captar así la atención del público con algo efectista, sino que su utilización es una suerte de inspiración para explorar los entresijos del alma humana.
La imprevisibilidad. La dificultad del espectador por avanzar la acción. A pesar de que las historias que se cuenten sean similares a las que se pueden contar en Occidente, lo importante es el desarrollo: el cómo se cuenta la historia al espectador. Oh Dae-su tiene, en Oldboy (Park Chan-wook, 2003) tan sólo cinco días para descubrir quién ha sido el causante de su encierro de quince años y el porqué… o sino, Mido (su enamorada) morirá. Así de simple es el argumento que nos propone Park Chan-wook a los quince minutos de iniciada la cinta. La película se convierte desde entonces en una montaña rusa de sensaciones donde el espectador se encuentra descolocado y sorprendido fotograma a fotograma, incapaz de anticipar lo que vendrá a continuación.
Los cineastas coreanos no pueden ser inmunes al ambiente social, cultural y político que los envuelve, y todas estas ideas se ven plasmadas en las producciones fantásticas y en su manera de entender el horror. A pesar de que los espíritus y las tradiciones y leyendas se convertirán en protagonistas de numerosas historias (sobre todo a partir del éxito de Hideo Nakata, The Ring), a los coreanos les resulta más terrorífico el retrato de la realidad que les envuelve (la maldad humana, la tortura psicológica, la privación de libertad, la venganza, etc). Desde la Guerra Fría entre ambas Coreas (responsable de un buen número de films de ciencia-ficción o política-ficción, como Yesterday o Hanbando), a films basados en hechos reales (el thriller de terror Voice of Murderer – nota 4), o la crítica político-social que puede verse en los films de Joon-ho: Memories of Murder-Crónica de un Asesino en Serie o The Host.
Y por último la asimilación de la influencia occidental. Uno de los aspectos que sorprende al espectador al ver una película coreana contemporánea, es que el tempo narrativo es mucho más cercano al estándar occidental que cuando observamos una película de otra parte de Asia (Japón, Hong Kong o Tailandia). Comparando dos cintas de terror, una japonesa y una coreana es fácil comprender este hecho: la japonesa camina a otra velocidad en la presentación de la historia. A pesar de la distancia, nos es más sencillo entender los mecanismos cinematográficos coreanos (montaje, planos, música, etc.). Gran parte de culpa la tiene la influencia americana en el país (recordemos que desde finales de la II Guerra Mundial hay presencia de soldados americanos en territorio surcoreano), amén de la formación en escuelas americanas de los directores que forman parte de la Nueva Ola coreana, y/o sus referentes europeos.
Las expectativas iniciales para la producción fantástica coreana del 2011 son más prudentes que las del 2007 y 2008. Recordemos que en 2007 fue una película destinada más al mercado internacional, D-War, un proyecto parado durante varios años, el que salvó la taquilla nacional; en 2008, un spaghetti-western: El Bueno, el Malo y el Raro, y en 2009, a pesar de la espectacularidad de Haeundae , fue la producción americana Avatar la que se convirtió en la primera película desde 1998 que encabezaba el box-office coreano.
Para la gente que trabaja en la industria cinematográfica coreana la palabra más escuchada es la de la prudencia. A pesar del récord de recaudación obtenido en el 2006 por The Host (13 millones de espectadores), muchas compañías no encuentran la suficiente financiación para llevar a cabo producciones con los costes de producción actuales. Un dato parece cierto, el problema no es la audiencia, ya que ésta ha seguido fiel a las producciones coreanas. El problema quizá pueda residir en el elevado número de proyectos llevados a cabo durante 2007, 2008 y 2009 (más de 108 películas estrenadas), las ventas internacionales (que todavía no son lo suficientemente importantes como para que se noten realmente en las cuentas finales) y las medidas laborales que tienden a aumentar los costes de producción.
La fantasía, el terror y el thriller siguen pisando fuerte en Corea, sobre todo si atendemos a los últimos datos facilitados por el KOFIC donde se ve un cambio de tendencia entre los espectadores, repuntando el interés por las producciones fantásticas, que se sitúan incluso por encima de las comedias románticas. Films como Woochi (2009), el remake del clásico de terror coreano The Housemaid (Im Sang-soo, 2010), los thrillers de tortuoso recorrido como Bedevilled o Encontré al Diablo, unidos a la fantasía heroica de Blades of Blood, y el regreso a las monsters movies en formato 3D como la espectacular Sector 7 (Fig 08) (un film que podrá verse en el Sitges 2011-Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya), son buenos presagios para el cine fantástico coreano.
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Notas:
1.- Desde el estreno de Shiri en 1999, las películas más taquilleras del año son siempre producciones coreanas.
2.- Invariablemente del año, de cuál sea la película más taquillera, de que el terror esté de moda, o de que el thriller noir se imponga ante la crítica internacional, siempre hay un lugar para que triunfe una comedia romántica o un melodrama. My Sassy Girl, Marrying the Mafia, A Moment to Remember, son claros ejemplos de este hecho.
3.- Según palabras del realizador Park Chan-wook: “Ciertamente yo no coreografío la violencia como John Woo. No me interesa retratar la violencia para darle un look estilizado. Pongo mi punto de mira en un hombre realizando la violencia física o psicológica en otros, quizá porque he crecido viendo cómo la violencia se usaba como un arma de resistencia hacia la que practicaba el estado. De forma no intencionada, los temas repetidos en mis trabajos se han convertido en la violencia como un grito hacia la redención, la violencia como un acto de pecado”.
4.- El film está basado en el secuestro, no resuelto, de un niño acontecido en Corea el año 1991. El captor tuvo en vilo a la familia a lo largo de 41 días, amenazándoles a lo largo de este tiempo a través de llamadas telefónicas, en las que les indicaba el modo de recuperar a su hijo. Una voz, que se convirtió en la única pista fiable que barajó la policía a lo largo del secuestro, y que el director de la película solicitó al mismo cuerpo de policía, con el fin de dar un mayor realismo a la historia.