Continuamos con una nueva entrevista a personas vinculadas al Programa, en esta ocasión, charlamos con Luis Lidón, uno de nuestros estudiantes recientemente licenciados.
Antes de nada, felicidades Luis. Permíteme la primera pregunta. ¿Qué te animó a cursar estos estudios? ¿Cuál es tu vinculación con el mundo de Asia Oriental?
Trabajo como corresponsal para una agencia de noticias y ya estudie un máster de Relaciones Internacionales en la Complutense, así que resulta claro que tengo un gran interés por las cuestiones internacionales. Y en el siglo XXI Asia Oriental tiene y tendrá un papel fundamental. Al leer sobre China, por ejemplo, que más que un país es una civilización, me di cuenta de que para entender ciertas cosas no era suficiente conocer sus estructuras políticas o su historia contemporánea, sino que había que profundizar mucho más. Además, comprendí que el conocimiento que tenía sobre esa parte del mundo era muy superficial, los cuatro tópicos habituales sobre Confucio, apenas nada del Taoísmo, y no tenía ni idea de su historia salvo un par de fechas y nombres.
En esas estaba cuando me encontré con el programa de la UOC sobre Asia Oriental, me pareció muy formativo y no dudé mucho en apuntarme. Por mi trabajo cambio mucho de horarios y me hubiera resultado imposible seguir las clases de forma presencial en una universidad. En cuanto a la vinculación con Asia Oriental, se limita por el momento a un interés sin más implicaciones, pero eso puede cambiar en el futuro.
¿Tenías algún tipo de idea predeterminada o expectativas sobre las temáticas o contenidos que te encontrarías en las asignaturas de los Estudios de Asia? ¿Se cumplieron? ¿Qué te sorprendió?
Me leí los programas del plan de estudios antes de matricularme, por lo que tenía bastante claro cuál era el contenido, así que por ese lado no hubo sorpresas.
Me atrajo mucho el enfoque transversal, con asignaturas de literatura, economía, historia, pensamiento y filosofía, historia del arte, gastronomía, ciencias políticas, y lengua, entre otras. Me pareció muy formativo y no me decepcionó en absoluto. La sorpresa fue el método de aprendizaje mediante la evaluación continua, que creo que es más eficiente y se acerca más a lo que se hace en las universidades alemanas y británicas. Durante mis estudios de periodismo en España las clases eran en su mayoría tomar apuntes de lo que decía el profesor, subido en una tarima, y reproducirlo en los exámenes. Así se alienta un tipo de aprendizaje memorístico, sumiso y poco creativo.
En la mayoría de las asignaturas del programa de Asia Oriental se nos exigía como prueba de evaluación un pequeño ensayo en el que ir volcando lo aprendido, ampliado con ideas propias y lecturas adicionales. Con este método el alumno no es sólo un receptor pasivo de información sino que potencia capacidades más en la línea de lo que demanda el siglo XXI: argumentar de forma razonada, relacionar conceptos de distintos campos, al tiempo que se alienta el espíritu crítico y la creatividad. Ahora soy más maduro que cuando estudie periodismo y quizá veo las cosas también de forma distinta, pero me pareció más útil y más instructivo este método, además de que se aprende mucho más.
¿Luis, qué experiencias destacarías de tu etapa como estudiante del Programa de Estudios de Asia Oriental de la UOC? ¿Recuerdas alguna anécdota curiosa durante tus estudios?
Un viaje que hice a China de casi un mes durante los estudios y que fue toda una experiencia. Era bastante escéptico sobre el chino que pudiéramos aprender en las clases a distancia, pero para algunas cosas básicas como comprar billetes de tren, dar alguna indicación en un taxi y regatear de forma más o menos rudimentaria resultó realmente útil. Está claro que no se hacen milagros y es imposible establecer un diálogo con nadie, pero ese nivel básico es muy útil. En algunos sitios no había forma de comunicarse en inglés y sin ese chino de supervivencia no sé cómo hubiéramos seguido el viaje.
Otra de las experiencias que creo que recordaré siempre son los viajes en un tren cama chino, desde luego que han mejorado mucho con respecto a lo que cuenta Theroux en “El Gallo de hierro”, pero hay que tener energía para viajar por las propias dimensiones del país. Fue una gran experiencia poder conocer un poco China y más después de haber leído sobre su cultura, historia y tradiciones. También por ver algunos de los aspectos oscuros de su milagro económico: la enorme desigualdad, no sólo entre clases sino entre las ciudades y el campo, los grandes problemas con la contaminación, y el hipermaterialismo de la generación más joven, por citar algunos. Sin duda, sin los estudios mi percepción de China habría sido mucho más pobre.
Nos consta que cursaste estos estudios desde el extranjero, ¿desde dónde? ¿Cómo valoras la experiencia? ¿Te supuso algún tipo de dificultad?
Seguí los estudios desde Viena. La experiencia ha sido muy positiva, sin duda. A la hora de elegir los estudios un factor determinante fue que podía desarrollarlos por completo a través de Internet, incluida la prueba final o la prueba de validación. La única dificultad surgió en las asignaturas de Chino, para las que me tuve que desplazar en dos ocasiones a España para completar un examen presencial, con el coste que eso supone. Por suerte, después cambiaron el método y también se dio la opción de hacer las pruebas “online” a quienes viven en el extranjero. En los estudios a distancia se prescinde del contacto directo entre los compañeros de asignatura y eso, claro, es negativo.
Recuerdo que en Chino, para la grabación de las actividades orales, teníamos que quedar con un compañero a través de Skype y en mi caso era un alivio en las conversaciones de antes y después de hacer las grabaciones oír que mis compañeros también tenían las mismas inseguridades y dudas que yo en algunos ejercicios. Creo que ese tipo de encuentros entre los propios alumnos se podrían potenciar porque establecer un contacto hablado es mucho más cercano que uno escrito.
Por otra parte, y como ya dije antes, por mi horario de trabajo no puedo seguir las clases en una universidad presencial, pero me alegro de haber elegido esta modalidad porque te da otras competencias. Creo que los estudios a distancia dicen muchas cosas sobre quienes los completan: que son personas constantes y con fuerza de voluntad, que trabajan por objetivos y que saben gestionar su tiempo.
¿El hecho de haber cursado estos estudios, te ha abierto las puertas profesionalmente? Si no es así, tienes expectativas de establecer vínculos profesionales con Asia en el futuro?
Los estudios los empecé por pura curiosidad y afán de conocimiento, así que tampoco tenía ninguna expectativa de mejora profesional. Sigo en el mismo trabajo que tenía, pero creo que cualquier formación adicional siempre es buena porque puede marcar diferencias. Así que me quedo con la satisfacción de conocer algo mejor el mundo en el que me ha tocado vivir. Por ejemplo, y por citar algo actual que me viene a la cabeza y que hemos tocado a lo largo de los estudios, está la obra literaria de Mo Yan, el último premio Nobel. Leí Sorgo Rojo de la lista de lecturas optativas de Literatura contemporánea hace dos años.
Otro asunto actual, el famoso “Gangnam Style”, ha puesto en el escaparate mundial la cultura pop surcoreana, pero es desde hace años una industria con una gran influencia en Asia Oriental y una fuente de lo que se denomina “soft power” para Corea del Sur. Un tercer ejemplo es el tipo de liderazgo que ejerce Ban Ki-moon al frente de Naciones Unidas, que no se puede entender sin tener en cuenta algunos elementos culturales. Además, en general, también permite conocer mejor cierta sensibilidad y temáticas en un cine tan atractivo y distinto como el asiático, con directores tan buenos como el japonés Hirokazu Kore-Eda o el coreano Kim Ki-duk.
Estos ejemplos demuestran que los estudios no son algo abstracto sino que permiten comprender muchas claves de una porción nada desdeñable de la humanidad. Sobre lo de establecer vínculos profesionales con Asia Oriental, de momento no lo tengo en el horizonte, pero tampoco lo descarto en el futuro.
¿Quieres hacer alguna recomendación a nuestros estudiantes?
Las recomendaciones generales siempre son difíciles, pero diría que disfrutasen de cada asignatura y no se obsesionasen con el título. En mi caso decidí de forma consciente hacer menos asignaturas por semestre, una o dos, para poder disfrutar más de la enseñanza y no agobiarme con el tiempo. Creo que si los estudios se convierten en una fuente de presión agregada al trabajo no se disfrutan.
¿Qué te parece la iniciativa de nuestro blog?
No lo conocía, la verdad, pero me parece interesante que se pueda compartir la experiencia de gente relacionada con el programa y que sirva de punto de encuentro. Lo seguiré a partir de ahora.
¡Muchas gracias Luis!