Rock and Roll en China

carsick cars 03Os dejamos a continuación la segunda de las cinco entradas que Daniel Méndez, del proyecto ZaiChina, nos ha preparado como autor invitado a nuestro blog. Como ya sabéis, aquí tenéis la serie completa de sus colaboraciones, que incluye también la primera serie de entradas como autor invitado de 2012. Es, como siempre, un placer para nosotros contar con sus piezas.

Rock and Roll en China
Autor: Daniel Méndez (ZaiChina)
Foto: Héctor Peinador (web)

El rock and roll no llegó a Pekín hasta los años 80, pero desde entonces se ha convertido en una de las señas de identidad de la ciudad. Los locales piensan que parte de su éxito se debe al caracter de la capital china: ruda, directa y honesta, como este género musical. “Pekín es la ciudad más hardcore del mundo, por eso su música tiene esa energía, ese punch”, explica Zhang Shouwang, líder de Carsick Cars y la figura más representativa de la actual escena underground del país.

El propio Zhang Shouwang es probablemente el mejor ejemplo del auge en China de la música alternativa. Con tan sólo 27 años, este tímido pequinés, que sale al escenario con pantalón oscuro y una sencilla camiseta, lleva desde 2005 al frente de Carsick Cars. Algunos de sus temas, como Zhongnanhai o No Future Square, se han convertido en himnos de la juventud china más desencantada con la cultura mainstream.

“Todos los países tienen su mierda de música pop y la mayoría de gente escucha esas canciones; pero que creo que hay muchos jóvenes chinos que están deseosos de encontrar buena música, y una vez que la han encontrado no van a volver nunca más a escuchar mala música”, dice Zhang Shouwang, quien canta en chino y en inglés y cita entre sus influencias más importantes a The Velvet Underground y la música de guqin de la dinastía Qing.

Aunque la escena underground lleva contando con un público minoritario pero fiel desde los años 80 (con Cui Jian, Dou Wei o He Yong como algunas de las figuras más destacadas), desde el 2006 hasta la actualidad se ha producido como mínimo un salto cuantitativo. En Pekín, Shanghai y Wuhan, nuevas salas de música han abierto para acoger conciertos de las bandas más destacadas. Los festivales de rock, antes marginales o inexistentes, se han extendido a varias ciudades del país y se han convertido en eventos para todos los públicos, como demuestran los casos del Midi Musica Festival o el Strawberry Music Festival.

Al frente de esta pequeña revolución musical se sitúan los jóvenes, quienes encuentran en estos frescos géneros musicales una forma de liberar tensión, olvidarse de los problemas de la vida diaria y conectar con sus semejantes.  “Nosotros hacemos canciones sobre la juventud, sobre el amor, sobre esta ciudad, sobre esta época… hablamos de las dificultades para encajar, para encontrar la libertad”, dice Zhan Pan, líder de la banda Gar y una de las voces más originales de la escena pequinesa. “Los jóvenes queremos hacer cosas, pero no sabemos exactamente a dónde vamos. De eso hablan nuestras canciones”, dice este diseñador gráfico de profesión a quien la audiencia pide en todos sus conciertos que entone los acordes de Círculo (圈), su canción más emblemática.

Aunque la música indie, punk, fusión y rock cada vez encuentra más seguidores en China, lo cierto es que sigue siendo un género marginal que rara vez llega a las televisiones y nunca alcanza la lista de canciones más escuchadas en el país. Especialmente en el interior de China y entre las personas de mayor edad, este tipo de música se considera demasiado ruidosa e incomprensible, y sus seguidores pueden ser tachados de “jóvenes degenerados y problemáticos”. “Yo no dejo que mis padres escuchen mis canciones, porque tendrían miedo de mi forma de pensar. Saben que estoy haciendo algo relacionado con la música, pero no saben exactamente el qué”, reconoce el propio Zhan Pan.

La llegada tardía del rock and roll y otros géneros a China ha provocado un estilo distinto y peculiar. Tanto es así que algunos expertos prefieren abandonar las etiquetas occidentales y utilizar el término distintivo chino: yaogun (摇滚). La falta de una industria sólida y bien financiada, con una audiencia que en realidad nunca compró vinilos o CDs,  es la que hace que la escena underground todavía mantenga cierto aire amateur, con nuevas bandas que nacen y mueren todos los años. Esa falta de madurez del género es también la que hace que existan pocos dogmas y etiquetas. “Creo que debido a que en China no hay una historia del rock and roll, esto hace las cosas en realidad más interesantes, porque todo lo que hacemos es nuevo. Nosotros no tenemos que pensar en el pasado”, defiende Zhang Shouwang.

Muchos de los grupos recientes realizan giras en todo el mundo, aunque su impacto internacional es muy reducido. Carsick Cars se hizo famoso por tocar junto a Sonic Youth en Praga y Viena en el 2007; bandas como Gar, Snapline, Hedgehog o PK14 han tocado en Europa y Estados Unidos; y artistas como Helen Feng y su grupo Nova Heart tienen un perfil tan internacional que pasan más tiempo fuera que dentro de China. “La música es un idioma universal, especialmente el rock and roll, que es muy directo y fácil de pillar. Nosotros vivimos en una gran ciudad y no hay diferencias con Nueva York, Londres o Barcelona”, dice Zhang Shouwang, quien también tiene un grupo de música experimental, White, y quien como otras bandas busca alejarse de la etiqueta “grupo chino” para ser sencillamente un “grupo” con capacidad de seducir en otras latitudes.

Si el rock and roll nació en occidente con cierto carácter de rebeldía y reivindicaciones políticas, en China es sobre todo una fuente de cambio social. Debido al control del gobierno y a las posibles represalias (tanto para las bandas como para las discográficas o salas de conciertos), la crítica política se mantiene en un perfil bajo.  Incluso temas tan conocidos como Zhongnanhai (una marca de cigarrillos, pero también la sede del poder político en Pekín), de Carsick Cars, juegan con la ambigüedad de la letra y declinan implicarse políticamente. “En China hay un tipo de censura que consiste en que antes de publicar cualquier álbum tienes que entregarlo para que puedan asegurarse de que no hay nada demasiado arriesgado o incorrecto. Esto lleva a que te autocensures un poco, pero también a que sepas jugar con el sistema, y eso da espacio a cosas muy interesantes y posibles interpretaciones”, dice Charles Saliba, manager de la discográfica Maybe Mars, una de las más implicadas en la difusión de este tipo de música.

A pesar de ese control político y de la presión económica (sobre todo proveniente de la mucho más rentable y agresiva industria del pop), la música alternativa china es sobre todo una muestra de las nuevas tendencias culturales y los nuevos grupos sociales que han surgido en China en los últimos años al calor del desarrollo económico, la apertura al extranjero y el uso de internet. Una música con un público muy limitado, pero con una influencia importante entre los círculos de artistas, cineastas y jóvenes más inconformistas. “Crear una discográfica de música alternativa no es la mejor idea de negocio. Pero nosotros sí pensamos que la gente algún día se dará cuenta de que esta música era importante, y de que alguien tenía que grabarla”, afirma convencido Charles Saliba.

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