Trabajo de investigación: “El haiku: características, épocas y autores”

Desde el Programa de Estudios de Asia oriental dedicamos esta entrada del blog a presentaros el trabajo de investigación realizado por Ana Roig Hernández bajo la supervisión del profesor Ander Permanyer. El trabajo, tal como apunta su título, se centra en el análisis y estudio del haiku japonés. Os dejamos a continuación el resumen que ha preparado la propia Ana.

Trabajo de investigación: “El haiku: características, épocas y autores”
Estudiante: Ana Roig Hernández
Assessor de contenidos: Ander Permanyer
¡Hola  a todos! Mi nombre es Ana y a lo largo de las próximas líneas voy a explicaros brevemente en qué ha consistido mi Trabajo de Investigación dentro del 2º Ciclo/ Máster “Estudios de Asia oriental” de la UOC.

Inicié estos  Estudios hace unos cuantos años, movida por mi entusiasmo hacia la cultura japonesa, y así, casi sin darme cuenta, el semestre pasado  me encontré con que había llegado el momento de cursar la asignatura de “Trabajo de Investigación”, lo cual incluía redactar dicho documento. El reto era grande, pero sí tenía clara una cosa: quería que versara sobre poesía japonesa. ¿Por qué? Fundamentalmente por dos motivos: por mi pasión desde niña por la poesía, y porque sentía que me habían quedado algunas lagunas sapienciales en ese sentido. Por otra parte, como soy licenciada en filología hispánica, pensé que quizá podría aprovechar mis conocimientos y establecer algún tipo de estudio comparativo entre poetas japoneses y poetas de habla hispana. Fue entonces cuando pensé en el haiku, la forma poética japonesa más conocida fuera del archipiélago nipón, gracias entre otros a Octavio Paz o Mario Benedetti. La decisión estaba tomada: mi TdI investigaría (prácticamente desde cero) el haiku.

Para realizar mi Trabajo tuve que investigar básicamente dos tipos de documentos: por un lado, textos poéticos primarios, es decir, la poesía de los principales haijin (poetas japoneses autores de haiku), a saber: Matsuo Basho, Yosa Buson, Kobayashi  Issa y Masaoka Shiki. Por otro lado, dada mi ignorancia sobre el tema, debía empaparme de bibliografía crítica, y así fue cómo, con ayuda de Google Books (pues resultó notablemente complicado poder acceder a bibliografía en papel), localicé artículos y libros de autores varios, tales como Carlos Rubio o Vicente Haya.

Una vez realizada buena parte de esta labor documental (que no cesó en ningún momento), decidí estructurar el diversos apartados: los antecedentes del haiku (formas como tanka, renga, sedoka…), la definición y características prosódicas del haiku (fruto de la fusión, combinación y evolución de las formas poéticas anteriores), sus rasgos estilísticos, sus motivos temáticos (especialmente el de la naturaleza)… y, finalmente, la evolución del haiku a lo largo de los siglos, desde la época clásica hasta la modernidad. Resultó verdaderamente interesante, sobre todo como filóloga, descubrir que para los japoneses la rima no es lo importante en un poema (de hecho, no suelen rimar), sino que lo crucial es el ritmo; percibir cómo estos poetas eran capaces de captar perfectamente un instante fugaz en esos tres versos como si de una fotografía se tratara (tal y como indica Roland Barthes en La cámara lúcida), pero siempre mostrando una emoción súbita y profunda (el denominado aware); ver cómo habían evolucionado los temas, hasta el punto que el amor apenas es mencionado en los haikus

Por otro lado, el lector con conocimientos de la cultura asiática descubre en el haiku rastros de las distintas filosofías o religiones de aquel continente: el shintoismo (no en vano la naturaleza es uno de los temas principales de la poesía japonesa –no sólo del haiku-), el budismo zen (los haijin solían pertenecer a esta religión, algunos incluso como bonzos o amigos de éstos) o incluso  el taoísmo.

Pero si hay algo que realmente me ha fascinado del haiku es su capacidad hacer viajar al lector por todo Japón con tan sólo 3 versos, pues sus poetas recorrían el país casi cual vagabundos, exponiéndose al calor más sofocante o a tormentas arreciantes, durmiendo a la intemperie o en establos llenos de suciedad e insectos, o contemplando los paisajes montañosos  y  florales más espectaculares. Verdaderamente el haiku te muestra la naturaleza japonesa, escenas costumbristas de agricultores o pescadores, e incluso casi puedes oír el canto del cuco o el chapoteo de la rana. La sensibilidad pictórica que desprenden estos poemas  es, realmente, una maravilla que el lector va descubriendo conforme se vuelve asiduo a  esta forma poética. Desde luego a mí ha conseguido cautivarme, y es por ello por lo que en el Practicum voy a seguir investigando el haiku: esta vez profundizaré en las vidas de esos cuatro autores, compararé sus existencias y composiciones con las de sus compañeros haijin, incluyendo esta vez también a mujeres, y trataré de dilucidar por qué eligieron el haiku y no otra forma poética para componer. Y finalmente, si me es posible, analizaré haikus de poetas no japoneses para tratar de dictaminar si en verdad esos poemas breves pueden ser llamados haikus, o si su sensibilidad, fugacidad escénica y su temática, entre otros rasgos, coinciden con los de esa verdadera joya literaria que es el haiku japonés.