Andrés Herrera-Feligreras (autor invitado), editor de la revista Yuanfang Magazine y senior advisor en Emergia Partners.
Finalizamos el ciclo de artículos realizados como autor invitado por Andrés Herrera-Feligreras con esta última e interesante contribución sobre el papel de los estudios asiáticos en la consolidación de las relaciones económicas y políticas entre China y los países Iberoamericanos. Estamos seguros que el artículo será del interés de todos nuestros lectores. Aprovechamos esta última entrada para agradecer a André Herrera su colaboración con nuestro blog.
Sin duda, el impresionante desarrollo de la economía china durante las últimas décadas, ha sido determinante en el movimiento de traslación del eje de poder mundial desde el Atlántico al Pacífico. Sin embargo, y aun reconociendo la importancia de la República Popular China en este movimiento, es conveniente subrayar la participación de otros países en este proceso histórico. Un proceso del que, en un análisis de onda larga, habría que situar el comienzo en el Japón de la restauración Meiji (1868); en el que hay que reconocer el papel del maoísmo como amasadora de los cimientos de la China actual y donde no se pueden olvidar los casos de Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y Taiwán en la medida que, además de configurarse en modelos, más tarde, serian también exportadores de capital.
En Asia Oriental se han venido haciendo las cosas de manera diametralmente opuesta a las recomendaciones que la ortodoxia liberal venía haciendo a América Latina (y España) con resultados también bastante distintos. Sin entrar en la casuística de estos resultados, uno de los elementos centrales del proceso ha sido la configuración de un potente Sistema Nacional de Innovación. Un común denominador que encontramos en las economías asiáticas más dinámicas pero que, por el contrario, nos cuesta encontrar en Iberoamérica. Quizás, este proceso encierre algunas lecciones en materia de ciencia y desarrollo económico para los países que componen la Comunidad Iberoamericana de Naciones; pero, para aprehenderlas, es necesario —en primer lugar— reforzar las relaciones con Asia-Oriental y, en todo caso, superar el marco de la relación comercial.
Precisamente una visión economicista de la relación bilateral es uno de los denominadores comunes entre Iberoamérica y Asia Oriental. Otros denominadores comunes serían un limitado conocimiento de la región, una ausencia de investigaciones de onda larga y una falta, en definitiva, de una tradición de estudios asiáticos como la existente —por ejemplo— en los países anglosajones y del norte de Europa. En relación con lo anterior, en Iberoamérica existe una dependencia muy alta de los análisis realizados por expertos de otras latitudes y, consecuentemente, se tiende a mirar hacia Asia con gafas ajustadas a la medida de otras realidades. Todo ello lleva a una debilidad en los intercambios y foros de discusión conjuntos en número escaso y con agendas poco sustanciales… en definitiva, la debilidad académica en esta materia no puede alimentar las necesidades del Estado y la Sociedad Civil que, a su vez, fruto del desconocimiento, sigue sin dar la prioridad que la realidad del siglo XXI exige tengan los estudios asiáticos.
Sobre esta cuestión se ha escrito mucho. A destacar el artículo de Manel Ollé “Bases para un impulso educatívo y científico común: China y España”.[i] Conviene reconocer que, desde hace algunos años, se está configurando en España una nueva sinología y que desde distintas instancias se está realizando un esfuerzo por desarrollar una sinología en español apegada a los problemas propios de la realidad iberoamericana (ver por ejemplo los casos de REDIAO y RIBSI). Por otro lado, igualmente es cierto que también es un problema chino, pues como como ha señalado Wu Guoping, profesor del Insituto de América Latina (Academia China de Ciencias Sociales), “el mayor problema subyacente en la relación bilateral es la escasez de conocimientos e investigaciones profundas entre ambas partes”. En China, se han aumentado los centros de estudios sobre América Latina rompiendo la centralización existente tradicionalmente pero aún son escasos si se comparan con los dedicados a estudiar otras latitudes. Entre América Latina y Europa, España queda atrapada en China. Como país europeo su peso político y económico no es suficientemente relevante, ni tampoco es de dimensiones tan reducidas como para ser un excepcional caso de estudio. Por otro lado, y a pesar de protagonismo que la denominada triangulación tuvo en los despachos gubernamentales durante comienzos del siglo XXI, desde Madrid no se ha sabido gestionar el aumento de peso de China en América Latina.
Algunas universidades españolas y latinoamericanas han venido sumando a sus ofertas estudios conducentes a mejorar el conocimiento sobre Asia Oriental. Lamentablemente muchos de estos esfuerzos –más vinculados a personas concretas que a políticas universitarias o de Estado- se han topado con cambios legislativos con respecto a las titulaciones, recortes presupuestarios y toda una serie de obstáculos. En todo caso, pueden encontrarse algunas propuestas consolidadas (por ejemplo en el Estado español destacarían, por su trayectoria, las ofertas de la UAB, Pompeu Fabra, Universidad de Granada, UAM o UOC, por citar algunas) que, más allá de los problemas, han venido generando una serie de promociones de profesionales con capacidad de reducir el gap que las empresas y Administraciones iberoamericanas tienen para poder afrontar Asia Oriental con garantías.
Nos encontramos en la antesala de un nuevo ajuste de las relaciones internacionales. Los británicos reconfigurando sitio en el mundo, la UE y China renegociando su relación, en la Casa Blanca articulando un cordón de seguridad a base de TTP´s y en Zhongnanhai resucitando la Ruta de la Seda. El Pacífico, sin duda, será en el XXI un escenario interesante. La pregunta es si Iberoamérica quiere un papel principal o seguir limitándose a actuar de comparsa. La respuesta, en parte, dependerá de la existencia o no de una buena política de promoción de estudios asiáticos.
[i] “Bases para un impulso educativo y científico común: China y España”, en Ríos, Xulio (coord.). Las relaciones hispano-chinas: historia y futuro. Madrid: Los libros de la Catarata; 2013, p. 176-192.
[…] *Esta columna es fruto de la cooperación entre la UOC y Yuanfang Magazine La entrada original en el Blog de Estudios de Asia Oriental está aquí […]